I
Sabes que hace siglos ya no nos hablamos
aunque sigamos día a día arrojándonos palabras
escenificando la condena cierta a soportarnos
sin ser capaces de colocar en nuestro lugar estatuas
Nos queda tan solo conocer el último secreto
cual de los dos leerá el discurso en el funeral del otro
II
Cuando hubo amor entre nosotros
nos dirigíamos a la intimidad
prevenidos a compartir el sufrimiento
en un combate innecesario de egos
itinerario imposible a la felicidad
Fue preciso descubrir el atajo
que transcurre por el placer
y olvidar a este lado del horizonte
los cíclicos latidos de la fiebre
III
Amo a una mujer y mi existencia
se prolonga en un vuelo ingrávido
alma cuerpo y maternidad
mas al amor no le reconocería si faltara el deseo
la pasión
o el misterio que se esconde en un abrazo
Renuncio a quedarme atrapado
en el borde impalpable de la espuma
sin unir espíritu y materia
Porque la vida nace de amor y sexo
IV
El deseo se pudre en los labios
de una boca que nunca ha besado
mojando escalofríos con sabor a naranja
Precede la taquicardia al imaginado abrazo
arrancando el velo de un luto innecesario
mientras crecen los maullidos de los gatos en celo
esperando una voz al otro lado del teléfono
Esta tarde ha llegado de improviso la oscuridad
y la mujer mece en sus brazos un muñeco de trapo
evitando mirarse en el espejo
V
Camina por inercia
mezclado en un cortejo de cuerpos desnudos
y desea oír el canto de las sirenas
descifrando pentagramas
Le mira el aire desde una nube de hielo
que emerge de la estrella que madruga los viernes
atrayendo las mareas hasta su sexo
VI
El incendio se propaga deprisa
en los egos heridos de muerte repentina
y amanecemos en un río de escombros
pasando totalmente inadvertidos
Huele a lluvia reciente de impermeables
de una humedad tan familiar como tu cuerpo
y me limito a mirar en silencio el eclipse
que ha de surgir difuso sobre el faro
Apago el cigarrillo contra las rocas
y sé que no he abrasado nuestro tiempo